Si queremos navegar por un océano o sumergirnos en la selva, primero debemos trazar un ruta sobre el mapa, elegir nuestro punto de comienzo y nuestro punto de destino, y los puntos intermedios, y luego dar el primer paso.
Pero sin una ruta el destino será siempre incierto, y nuestras energías desaprovechadas, y al revés si sabemos con exactitud nuestra meta esta será como un imán que nos llevara hasta él.