1. Ser consciente de que todos somos
diferentes y que algunas personas necesitan que la hablemos más, que las
toquemos más o que le mostremos más o incluso todo junto.
2. Fijarse metas con plazos definidos e
imaginar como si ya se hubieran cumplido.
3. Controlar los diálogos internos, muchas
veces cuando nos sentimos mal tenemos un diálogo interno que nos recuerda sólo
lo malo, esa vocecita la podemos manejar, podemos hablarle, podemos bajarle el
volumen y hacerla más reposada, imagine que esa vocecita lentamente se calla, o
habla muy rápido hasta que pierde su severidad.
4. Cambiar la perspectiva: cuando estamos
estresados, estamos muy asociados a lo que está a nuestro alrededor, imaginemos
que estamos en el cuerpo de otro mirándonos a nosotros mismos, luego imaginemos de lejos a nosotros y a nuestro
entorno preguntémonos ¿que podríamos hacer para mejorar la situación.?
5. Remplaza no puedo por ¿cómo puedo
hacerlo? o por ¿que es lo que me impide
hacerlo? de esta manera tendrás respuestas y alternativas.
6. Hablar en positivo: en vez de decir ¡no te subas a esa
silla!, usemos ¡sube al sillón que es más estable!, esto hará nuestro mensaje
más efectivo.
7. Reemplaza los debería y los tengo que
por decido esto, elijo esto, o voy a hacer esto, ya que los debería o tendría
agregan tensión innecesaria a nuestro mente.